Querer cambiarlo todo y no hacer ni mierda, creer que el cambio se genera con nada y por eso en nada nos quedamos. De fondo sabemos que se necesita acción, pero se perdió en el egoísmo, cada vez más. En días de pandemia se nos van las luces, por un lado vemos los mal llamados malandros repartiendo comida, con sus camisas azules y sin mayor interés que el de ayudar a quien no tiene. Por el otro, las ruinas del tombo alienado que destroza sin pensar. Los días son nublados y las noches poco certeras, ya no quedan ganas de pensar lo liminal. Por ahí leí que la olla comunitaria solo molesta a quien nunca tuvo hambre, y no puede ser más real, porque cuando la institucionalidad se hace válida pero poco legítima, recae sobre la gente.Y esque no hay nada más real que el ser, sino el actuar. En este punto la autogestión tensiona, pero nunca ahoga.
Querer cambiarlo todo y no hacer ni mierda, creer que el cambio se genera con nada y por eso en nada nos quedamos. De fondo sabemos que se necesita acción, pero se perdió en el egoísmo, cada vez más. En días de pandemia se nos van las luces, por un lado vemos los mal llamados malandros repartiendo comida, con sus camisas azules y sin mayor interés que el de ayudar a quien no tiene. Por el otro, las ruinas del tombo alienado que destroza sin pensar. Los días son nublados y las noches poco certeras, ya no quedan ganas de pensar lo liminal. Por ahí leí que la olla comunitaria solo molesta a quien nunca tuvo hambre, y no puede ser más real, porque cuando la institucionalidad se hace válida pero poco legítima, recae sobre la gente.Y esque no hay nada más real que el ser, sino el actuar. En este punto la autogestión tensiona, pero nunca ahoga.
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